Moreno Maricón





El Malincho era un pibe de lo más hermoso en este condenado mundo.
Su belleza brutal apenas desdibujada por su apariencia desdeñada.
Un ardiente potrillo salvaje al que me habría montado cada instante para huir de este universo.
Esta serie fotográfica, elabora una propuesta que problematiza desde el campo de la visualidad, los intersticios entre identidad y tradición en Bolivia. A través de un enunciado simple pero eficaz, la obra presenta varias escenas articuladas alrededor de protagonistas homosexuales que visten disfraces de personajes masculinos y femeninos propios del acervo folclórico boliviano, haciendo palpable mediante el recurso a la ambigüedad (Eco), el sentido funcional de los “ropajes de la tradición” a una heteronormatividad patriarcal y machista, con la que se han construido los roles de hombre y mujer en nuestra sociedad. Entonces, los disfraces folclóricos que son un símbolo convencional de la identidad boliviana, se plantean ahora como una metáfora
acerca de las presiones sobre el cuerpo que ejerce la tradición, y que al mismo tiempo sirven como un mecanismo de exclusión e invisibilizacion de la diversidad sexual realmente existente en Bolivia. De acuerdo con esto, la acción desplegada en cada escena de la serie fotográfica subvierte los roles cosificados en la tradición, pero al mismo tiempo, lo hace desde un gesto de apropiación de los elementos simbólicos de la identidad boliviana como mecanismo para expresar dicha subversión. No obstante, cada escena se desarrolla en un no-lugar, es decir en un espacio diferenciado apartadode la vida cotidiana, el fondo negro, la perfecta disposición de la luz, y la soledad de los individuos, nos muestran un espacio idealizado que marca el contraste con la realidad de nuestro país, planteando que la libertad de los actores para pronunciarse sobre su identidad es un horizonte político, al que aun debemos alcanzar.
2013
Fotografía digital
Dimensiones: 1 x 70 cm
En colaboración con DBA Diversidades Bolivia en Buenos Aires & Simbiosis Cultural
Texto Gabriel Salinas